Silvia Gómez salió del Tribunal de Audiencia de Santa Rosa abrazada a Ramón, su marido. En la procesión que duró unos 100 metros en medio del tumulto de gente que los seguía al grito de “condenadas y separadas”, vivió un conmovedor momento.
Desde temprano, la Ciudad Judicial de Santa Rosa, donde hoy el Tribunal de Audiencia declaró culpables a las acusadas por el crimen de Lucio Dupuy, se inundó de personas que a los gritos pedían justicia.
La mañana empezó nublada, pero, con el correr de las horas, el sol fue apareciendo. Al finalizar la lectura del veredicto, la sala quedó desierta y la atención pasó a estar en la esquina del edificio judicial: allí Silvia Gómez, la abuela paterna de Lucio, recibió una estremecedora señal que conmovió a todos los presentes.
Mientras Ramón hablaba con los medios sobre las condenas que habían recibido las acusadas, Silvia, que se encontraba a su lado, vio a un nene de la edad de Lucio que le tiró los brazos y le pidió upa. Sin dudarlo lo levantó y, el chiquito, que a esa altura ya se dejaba ver mejor, tenía abrochado en su ropa un prendedor con la cara de Dupuy.
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Silvia y el pequeño se abrazaron y luego de unos minutos, el nene se bajó. Ante la mirada de todos los presentes, que creyeron que se trataba de uno de sus nietos, la mujer respondió que no lo conocía. Dijo que de un momento a otro lo vio, y que simplemente el nene le pidió que lo alzara. Ahí, rota y a la vez emocionada, confesó: “Me abrazó de tal manera que inconscientemente pensé que era el abrazo de mi nieto”.
Las palabras de la mujer resonaron entre todos los presentes y varios dejaron escapar sus lágrimas. Muy conmovida, Silvia no dudó. “Es una señal”, dijo.
Del llanto de los vecinos al “alivio” de la familia: así se vivió la condena a las acusadas por el crimen de Lucio Dupuy
Las vallas negras impedían el paso a la gente que ya se había agolpado desde temprano en los tribunales de Santa Rosa. Sin embargo, nada evitaba que las voces de los vecinos se hicieran escuchar, ni que los cientos de carteles y banderas con la cara de Lucio Dupuy sellaran ese momento.
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Las asociaciones civiles por la lucha a favor de la niñez y crianza compartida estaban presentes al igual que la agrupación Madres del Dolor, encabezada por Viviam Perrone, la madre de Kevin Sedano. También dijeron presente la madre de Agustina Fernández, Silvana Capello; Jimena Aduriz, mamá de Ángeles Rawson, y la hermana Martha Pelloni, la histórica referente por los derechos de los niños y adolescentes.
Todos llegaron al lugar para apoyar a la familia del pequeño asesinado a golpes por su mamá, Magdalena Espósito Valenti, y la pareja de ella, Abigaíl Páez.
A las 11:30, Ramón Dupuy y Silvina Gómez, los abuelos de Lucio, ingresaron a la sala donde se dictó el veredicto. Aún faltando media hora para conocer cuál sería el destino de las acusadas, entraron también Maximiliano y Cinthia Dupuy, tíos del nene.
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Christian, el padre de Lucio, fue el último en entrar a la sala 8. Se sentó al lado de Mario Aguerrido, el abogado querellante, y mantuvo la mirada al piso durante casi toda la lectura. En pocos momentos miró a su familia y luego a los jueces que llegaron puntuales a las 12.
La lectura, que duró apenas cinco minutos, declaró culpable a Espósito Valenti del delito de “homicidio triplemente calificado por el vínculo, alevosía y ensañamiento”. Páez, por su parte, fue declarada culpable de “homicidio doblemente calificado por alevosía y ensañamiento, en concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal”.